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18-12-2017


El Mundial de Clubes de Polonia 2017 ya es historia para las Águilas. Una competencia de elite y altamente competitiva que por primera vez se realizó en Europa (en el 2018 se volvería a jugar en el mismo país) y que marcó la tercera participación de Personal Bolívar en 15 años en este certamen. Su entrenador, Javier Weber, realizó un balance de lo sucedido en lo deportivo, marcó cómo Bolívar está instalado en el ámbito internacional y contó cual será el gran objetivo para lo que queda de la temporada.

- ¿Cuál es el análisis que hacés de Personal Bolívar en el Mundial de Clubes?
- El equipo fue de menor a mayor. El balance desde el punto de vista del resultado claramente no es positivo; nosotros apuntábamos a conseguir otros resultados aun sabiendo de la dificultad que íbamos a encontrar ante estos adversarios. Estamos hablando del Kazan, el mejor equipo del mundo, del Belchatow, un conjunto fuerte de Europa, y el Shanghai, que vino con la Selección de China más Facundo Conte y Julien Lyneel. Son tres rivales muy poderosos. En cuanto al juego, demostramos estar a la altura, pero nos faltó continuidad para poder jugar al mismo nivel durante todo el partido ante los tres equipos. Tuvimos buenos momentos, como el primer set ante Belchatow, con el Shanghai fue un juego muy parejo durante las dos horas y con el Zenit hasta el punto 17 pudimos controlar a sus atacantes. El balance desde ese aspecto es positivo; tuvimos los altibajos que tenemos en la Liga Argentina y este tipo de rivales no te perdonan. El equipo dejó todo, desde ese lado me voy muy conforme y creo que este torneo nos sirvió mucho para el gran objetivo que tenemos, que es volver a ganar la Liga.

- No es fácil ni se presenta en cada temporada la posibilidad de jugar un Mundial de Clubes. ¿Queda el sinsabor, la sensación encontrada de no poder afrontar este torneo con el equipo que tenías en la cabeza para jugarlo?
- La verdad, me propuse no mirar para atrás. Los hechos que se fueron sucediendo a lo largo de la temporada no son una excusa, pero sí una realidad. Perdimos a nuestro primer armador (Demián González) por lesión, hemos tenido al segundo armador (Germán Galdón) parado tres semanas también por lesión, a tres semanas de la competencia, y seguramente eso nos ha quitado chance de poder equiparar algunas cosas. Pero es lo que teníamos y sabíamos de la situación. No tiene sentido ahora pensar en lo que podría haber sido, me quedo con lo que puede ser mirando hacia adelante y he sacado conclusiones, de las buenas y de las otras.

- Más allá de los resultados, ahora que ya pasaron unos días, ¿pensás en lo que significó para Bolívar jugar el mejor Mundial de Clubes de la historia y observar, por ejemplo, la bandera de Bolívar junto a las de los mejores equipos del mundo en lo más alto de un estadio?
- Claramente somos un club joven en cuanto a la formación, comparados con los otros que participaron. Llevamos 15 años de proyecto. Pero es un proyecto que se ha mantenido en el tiempo y siempre en el alto nivel. Fuimos mejorando, creciendo, esta fue nuestra tercera participación en un Mundial de Clubes y hoy Bolívar está instalado y es reconocido a nivel mundial por la organización que tiene, la infraestructura, la calidad de equipo y por sus jugadores. Eso a mí me pone orgulloso y feliz. Somos un club importante, al que un jugador mira y le gustaría venir. Y todo esto es gracias a Marcelo (Tinelli) por lo que apuesta y porque siempre sueña con más. Todo esto también tiene que estar acompañado por los resultados; es lo que deja la marca, es para lo que trabajamos, y no nos acompañaron los resultados en el cierre del año pero esto sigue. La temporada está por la mitad, y considero que el Mundial nos ha dejado cosas importantes para seguir creciendo como institución, proyecto y equipo.

- Se termina el 2017, pero va quedar la última parte de la temporada, como decías. ¿Cómo reorganizás los objetivos de cara a lo que viene?
- Entramos en receso hasta el 27 de diciembre, por lo cual tenemos tiempo para pensar y rearmar algunas situaciones. Ver lo que dio resultado, en qué fallamos, ver hasta dónde podemos llegar, analizar situaciones y sacar lo mejor de cada uno. El equipo está intacto de la cabeza, intacto para mejorar; el año pasado también sufrimos situaciones complicadas y pudimos revertirlas, así que confiamos en que podemos estabilizarnos en nuestro juego. Para eso, tenemos que mejorar y depende de nosotros. El objetivo es la Liga y ahora ha llegado el momento de que el grupo dé el máximo de sus posibilidades.