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17-04-2015


El equipo de vóley de la Universidad Nacional de Tres de Febrero vivió una jornada a pura alegría dentro del marco de las clínicas deportivas que realiza habitualmente. En esta ocasión, parte del plantel profesional que compitió en la Liga Argentina y el cuerpo técnico se acercó a la Escuela Nro 1 de Discapacitados Motores de la Ciudad de Buenos Aires.  Allí se encontró con un grupo de alumnos y docentes con los que compartieron una mañana a puro vóley.

En una primera instancia el preparador físico Mariano Dellavalle dirigió la actividad, donde tanto jugadores como alumnos realizaron una extensa entrada en calor, haciendo énfasis en la importancia de la movilidad articular y la elongación en  los trabajos precompetitivos.

Más tarde, Martín Meana, Ignacio Condotta, Joaquín Pereyra, Ignacio Riega y el capitán Esteban Símaro, dirigidos por Alejandro Grossi, hicieron demostraciones de las técnicas básicas del voleibol; golpe de manos altas, bajas,  ataque y bloqueo en la red.

Como en cada una de las tantas clínicas llevadas adelante por el equipo, este fue uno de los momentos más aplaudidos debido a la espectacularidad y  potencia en la ejecución de cada una de estas técnicas. Luego, los alumnos se dividieron en grupos de trabajo y por un periodo prolongado los jugadores guiaron a los chicos en los gestos del deporte utilizando pelotas oficiales, globos, pelotas blandas y elementos adaptados.

Finalmente se colocaron las redes a la altura adecuada para jugar los partidos y continuar con la diversión. Allí, el plantel entremezclado con el alumnado compartió un tiempo de juego y desafíos. Como a lo largo de toda la mañana las sonrisas y la alegría expresadas en los rostros se hicieron de nuevo presentes al momento de cada toque del balón.

Nadie quería que la mañana llegara a su fin pero el timbre de salida marcó el límite de la actividad, que se extendió más de lo esperado debido al gran entusiasmo mostrado por todos los participantes. Con un abrazo, y el compromiso de seguir el vínculo entre ambas instituciones, llegó la despedida.

Aún resuena en el gimnasio del colegio el grito del saludo final: “¡¡¡VAMOS UNTREF!!!”